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Boeing y Safran han acordado colaborar en el diseño, la construcción y el mantenimiento de unidades auxiliares de potencia APU (Auxiliary Power Unit), con el fin de crear más valor para los clientes y para ambas compañías. Se utiliza fundamentalmente para arrancar los motores principales y alimentar los sistemas del avión en tierra y, si es necesario, durante el vuelo. Ambas tendrán una participación del 50 por ciento en la sociedad, que fijará su sede en Estados Unidos.
La finalización de la operación está sujeta a las condiciones habituales, incluidas las aprobaciones de los reguladores y las autoridades en materia de competencia. Está previsto que la operación se cierre en la segunda mitad de 2018. Safran actualmente proporciona una amplia gama de componentes a los programas comerciales y de defensa de Boeing, incluida la producción del motor LEAP-1B de CFM para el 737 MAX (a través CFM International, la “joint-venture” al 50 por ciento de Safran Aircraft Engines y GE).
También colaboran en MATIS, una empresa conjunta en Marruecos que fabrica productos de cableado para productores de fuselajes y motores. Safran es un grupo internacional con sede en Francia de alta tecnología, que opera en los mercados de propulsión y equipamiento de aviones, espacio y defensa. Tiene más de 58.000 empleados y unos ingresos de 16.500 millones de euros en 2017. Lleva a cabo programas de investigación y desarrollo con un gasto total en I+D de en torno a 1.400 millones de euros el año pasado. Cotiza en la bolsa y en febrero de 2018 tomó el control de Zodiac Aerospace, con lo que expandió significativamente sus actividades de equipamiento de aeronaves, con sus 32.500 empleados y unos ingresos de 5.100 millones de euros en el ejercicio que terminó el 31 de agosto de 2017.
Fotografía: El “e-APU” de Safran.
